La novia de Cristo y colaboraciones juntas para lograr una visión más amplia.

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Nosotros, pues, prisioneros del Señor, os rogamos que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor; Esforzándonos por guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un cuerpo y un Espíritu, así como sois llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; Un Señor, una fe, un bautismo. Un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. Pero a cada uno de nosotros nos es dada la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice: Cuando ascendió a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. (Y ahora que ascendió, ¿qué es sino que también descendió primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos, para llenar todas las cosas.) Y dio algunas , apóstoles; y algunos, profetas; y algunos, evangelistas; y algunos, pastores y maestros; Para el perfeccionamiento de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Efesios 4:1-13
Creemos que el Señor, en este tiempo, quiere especialmente que enfaticemos hechos que serán una bendición y un fortalecimiento para los predicadores. Si hay algo de importancia es para los predicadores porque Dios debe tenernos en el lugar de construir y edificar la Iglesia. Y debemos estar en ese orden del Espíritu para que Dios pueda obrar a través de nosotros para las necesidades de la Iglesia.

Así como solo del quebrantamiento de la vida de Pablo surgió la bendición, así también es del vacío, del quebrantamiento y de la rendición de nuestras vidas que Dios puede llevar todas sus glorias a través de nosotros a los demás. Y como dijimos en este momento en la plataforma, a menos que transmitamos lo que recibimos, lo perderemos. Si no lo perdiéramos, se estancaría.
La virtud siempre se manifiesta a través de las bendiciones que has transmitido. Nada tendrá importancia para ti excepto lo que transmitas a los demás. Así que Dios quiere que estemos en el orden del Espíritu, que cuando rompe sobre nosotros la caja de alabastro de los ungüentos de su preciosa unción que tiene para cada hijo suyo, quiere que seamos llenos de perfumes de santo incienso que pueda ser derramada por otros y para que otros reciban las gracias del Espíritu, y toda la iglesia sea edificada. Y nunca se conocerá en el Tabernáculo de las Buenas Nuevas un día seco, sino que siempre habrá frescura y vida que hará que todos los corazones ardan juntos al saber que el Señor ha hablado con ustedes una vez más.

Debemos tener este ardiente deseo interno de tener más de Dios. No debemos estar en ningún punto estacionario. Siempre debemos tener los telescopios de mayor potencia mirando y apresurándonos hacia aquello a lo que Dios nos ha llamado para poder perfeccionarlo para siempre.
¡Oh, qué bendita herencia del Espíritu tiene Dios para nosotros en estos días, que ya no seamos estériles, ni infructuosos, sino más bien llenos de toda plenitud, ilimitados, creciendo con todo lo que crece, con una medida inmensurable del poder de el Espíritu en el hombre interior, para que seamos siempre como un gran río presionando y sanando todo lo que toca. ¡Oh, que así sea hoy! Esta vez ! Con la Iglesia, con dones, con esperanza y amor.